Opinion

“Que la revolución venga con todas, incluso con sus contradicciones”

Por Romina Andrea Podesta

.Anoche me quedé con mucha bronca.
En esa foto polémica de la pibita y la muñeca en el piso, una de las chicas que milita conmigo hizo un comentario en contra del aborto y salieron a delirarla mal.
Mabel es una chica que vino de Bolivia y que antes de formar parte de Mujeres de Barro, estaba encerrada en la casa con miedo a socializar con la gente por un montón de cuestiones que le habían pasado en la vida. Discriminación. Violencia. El desarraigo. El destierro. La precarización. No tenía a nadie acá, solo a su familia de 4 hijos y su marido, un albañil que labura desde que sale el sol hasta que se pone.

Mabel tiene las marcas en la piel de una mujer esforzada.

Estaba llena de miedos y de prejuicios, pero de a poco se fue acercando, como todas. Había que atender la necesidad de los pibes del barrio y cuando se trata de los pibes, una se mete los miedos bien adentro y sale a pelearla. Y Mabel salió y descubrió que ese grupo de mujeres era su grupo de mujeres y se hicieron amigas ,y Mabel sonrió por primera vez y supo que la queríamos. Otro día se rió más fuerte y se puso al frente de la cocina y organizó el merendero y atendió a las otras chicas que venían a sumarse que también tenían miedo, porque las cagaban a palos, porque eran pobres, porque estaban hechas mierda. Así se fue armando y fue creciendo esta hermosa organización. Y los hijos de una son los hijos de todas. Y se pusieron a estudiar. ¡Todas! Mabel también. Y superaron todos los obstáculos que el miedo te mete. A veces quieren volver a ese lugar. No las dejamos.

Estamos a su lado y somos un montón. Pero claro! Mabel cree en Dios y lo del aborto y el pañuelo verde no le gusta. Porque se acuerda de cosas. Porque en su cosmovisión, la vida vale desde que se concibe, entonces a los ojos de ustedes es una pobre tipa que cree en un barbudo que no existe y que además osa desafiar al discurso feminista hegemónico. Se tiene que callar. Porque con esa postura antiaborto se convierte en una asesina de mujeres. Así son. Así espantan. Así pierden elecciones. Mientras el Pueblo sufre, sufre hambre, discriminación, violencia…pero después hablan de violencia.

Se los voy a decir derecho viejo: ¡Están mal!
Los derechos que se buscan conquistar, tienen que construirse de modo tal que incluya a la mayor cantidad de mujeres posibles, desde el amor. No se construyen derechos desde el odio.
Dejen de delirar a las que piensan distinto. Dejen de creerse superiores a una piba que eligió creer en Dios.
Convenzan si son tan pillos. ¿O no pueden?
Mirá, si tú revolución tiene como resultado mujeres enojadas, que le enseñan a una pibita que tiene que pisar a un bebé para la foto, exponiéndola al odio que todavía no debe sentir, porque es una niña.
Si tú revolución deja afuera a la mitad de las mujeres que piensan, creen y viven distinto que vos.
Si tú revolución prefiere tener razón a ganar.
No es mi revolución.
La revolución que quiero viene con todas! Incluso con sus contradicciones. ¡No importa!
Mujeres felices. Plenas de derechos, amadas y llenas de amor. ¡Para eso peleo!

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