¡Extranjeros Universitarios afuera!
Sigue la política de deshumanizada, egoista, antilatinoamericanista que sostiene su intención de ser una política de Estado. El desprecio por el otro y la falta de solidaridad es moneda corriente en estos tiempos.
Por Sebastián Deferrari. Los Extranjeros y la Universidad Pública. Ni para unos ni para otros.
Según los números (datos concretos, realidad, información veraz, etc) el 4% de los estudiantes de las universidades públicas en Argentina son extranjeros.
Así queridos gorilas-loros (han creado un animal mitológico que si no fuera trágico daría risa) eso de repetir la boludez de que hay que cobrarles a los extranjeros no solo es algo irrelevante desde el punto de vista de la “recaudación” o “el gasto” que se genera, sino que por sobre todas las cosas lo único que intenta generar es xenofobia. Háganse un favor y dejen de repetir esas pavadas, al menos para no quedar como unos ignorantes supinos a la hora de tener una charla de sobremesa o de café.
Esta xenofobia, este odio o rechazo al “extranjero”, a ese otro que no soy yo o mi círculo más íntimo (a veces ni siquiera eso) necesita de la ignorancia para alimentarse, como todos los prejuicios. Pero logran una mezcla potenciada porque no odian a todos los extranjeros, se les cae la baba con los magnates que nos compran a precio de remate miles y miles de hectáreas de nuestro país o con los funcionarios de tercera o cuarta línea que manda el imperio para extorsionarnos, dar directivas o simplemente apropiarse de lo que necesitan como si tuvieran un derecho divino que los asiste.
Es un odio selectivo, solo está destinado a los extranjeros que no son ricos o poderosos (casi siempre es lo mismo).
En algún momento de nuestra historia, terapia colectiva de por medio, dejaremos de anhelar ser lo que no somos, europeos en el exilio o hijos predilectos del imperio y tomaremos conciencia de nuestras verdaderas raíces, nuestro lugar en el mundo y nos vamos a reconocer como Latinoamericanos, vamos a construir la Patria Grande soñada por nuestros próceres y seremos un poco más felices y estaremos menos solos.
Mientras tanto, mientras que llegamos un sótano tan oscuro como el voto a este fascista confeso, solo nos queda resistir, pelear, tratar de construir espacios para el pensamiento y sobre todo para reconfortarnos.
No sé si el amor siempre vence al odio, esa frase suena bien, pero parece que la cúpula de los niños camporistas nunca la puso en práctica y además creo que en general es al revés, pero el amor es el único que lo combate, es una tarea difícil, titánica, pero es la única posible.
No podemos enfrentar a la indiferencia, a la crueldad, que han puesto de moda, con más de los mismo y además no son nuestras armas. El trabajo que tenemos por delante es duro, oponeros a los tiempos que corren con paciencia, de una manera amorosa parece mucho más que una utopía, pero no creo que haya otra forma.
A veces parece que siempre estamos empezando de nuevo, pero acaso ¿Qué otra cosa sabemos y queremos hacer?