Opinion

Háganse cargo

Sigue la conmoción por el intento de magnicidio hacia Cristina, pero ahora creo que podemos escribir con un poco de tranquilidad, solo un poco, es necesario reflexionar sobre lo que sucedió. 

Por Sebastián Deferrari, Periodista de Mundo Villa

Ahora que podemos escribir con un poco de tranquilidad, solo un poco, es necesario reflexionar sobre lo que sucedió.

 

El intento de asesinato a Cristina Fernández no es el caso de un “loquito” suelto. Es la expresión máxima de una construcción de sentido y de la instigación a la violencia permanente que se realiza desde los medios de comunicación con sus soldados y a los que se suman diferentes personalidades de la política, los empresarios, “el campo”, la iglesia y hasta una parte de la cultura de nuestro país. Es decir, es el resultado lógico de una sociedad a la que han enfermado de odio y violencia.

Si bien lo que sucedió parece todavía irreal, cuando nos detenemos a hacer un raconto sobre lo que vivimos en los últimos años en nuestro país, este hecho se vuelve completamente entendible y hasta inevitable, dado que, si el peronismo es el signo de todo lo negativo, si somos el mal encarnado y si nuestros militantes y nuestros representantes son los portadores de todas las vilezas y si en particular Cristina encarna al mismísimo demonio, no hay otra alternativa que buscar el aniquilamiento.

Con el demonio no se negocia, no se establece un dialogo se lo elimina, se lo destruye, se lo mata.

Este es el trabajo que han hecho durante, por lo menos, los últimos 10 años en las cabezas de mucha gente.

Desde los medios de comunicación opositores al peronismo (casi todos) según ellos mismos declararon hicieron (hacen) “periodismo de guerra”. Lo entendieron así, ellos o nosotros, como lo expresó hace pocos días López Murphy.

 

 

El deseo de aniquilamiento del peronismo se podría decir que es casi anterior a la existencia del peronismo mismo.

El 17 de Octubre de 1945 no podría haber existido sin el anti peronismo. Nosotros existimos porque existen ellos, como decía Mordisquito, a Perón y a Eva los creaste vos, dirigiéndose a la oligarquía.

Desde el nacimiento de nuestro movimiento el regreso al Estado pre-peronista es un deseo irrefrenable de los sectores de poder y sus empleados, todo el arco político (de derecha a izquierda) y los sectores que mencionamos anteriormente.

 

Para no extendernos en hechos históricos ya conocidos por todos solo vamos a recordar lo que ocurrió más recientemente:

Se manifestaron “pacíficamente” con bolsas negras que simulaban cadáveres de compañeros y compañeras.

Llevaron una guillotina a la Plaza de Mayo.

Un diputado de la Alianza Pro-Radicalismo pidió la pena de muerte para Cristina.

Un policía uniformado golpeó al hijo de la vicepresidenta de la Nación, delante de miles de personas y medios periodísticos, donde los representantes de la coalición que gobernó anteriormente tildó de tibia la represión y pidió casi literalmente que se “meta bala”.

 

 

La persecución mediático-judicial contra Cristina Fernández derivó en una gesta de nuestro pueblo, que puede equivocarse, pero que no olvida a quienes se la jugaron por una Patria más justa.

El tiro se lo pegaron ellos en las patas. A pesar de que durante años cantamos que si la tocaban a Cristina se iba a armar quilombo, fueron por ella, sedientos de revanchismo y venganza, contra quien, como dijeron sin pudor, les hizo creer a los empleados comunes (los trabajadores) que podían comprar un plasma, un celular y hasta viajar.

Esto como no podía ser de otra manera derivó en una escalada de violencia que tuvo su límite con el intento de asesinato a la Vicepresidenta.

Para otro momento quedará analizar cómo trataron estos mismos medios el hecho y como aún al día de hoy continúan con la misma actitud provocadora, incitadora de odio y de violencia y el vergonzoso papel de gran parte de la oposición política.

También quedará para otro momento pensar qué hubiera pasado si el arma no fallaba.

 

Por el momento le damos lugar a un poco de alivio y desde nuestro espacio vamos a continuar con la tarea de construir desde el amor y las convicciones un periodismo honesto derribando prejuicios y luchando para que por fin seamos una Patria Grande libre y soberana.

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