Sociedad

Jujuy marchando en el día de la Pachamama

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

El Tercer Malón de la Paz continúa en Buenos Aires. En la Corte Suprema iban a recibir a sus integrantes, pero finalmente solo les permitieron dejar una carta en la mesa de entradas. El Malón estuvo en Plaza de Mayo, con las Madres, pero no hubo noticias ni respuestas de funcionario alguno. Si hubo reunión en Diputados. Los pueblos originarios salieron reclamando no solo empatía sino acciones concretas. Testimonios de integrantes de las diferentes comunidades, de la abogada que reclama algo más que empatía y de una actriz y bailarina torturada. Crónica de una jornada en la que las whipalas atravesaron el centro porteño.

Por Francisco Pandolfi

El Tercer Malón de la Paz no atravesó 8 provincias porque sí. No recorrió miles de kilómetros desde La Quiaca para llegar a pasear a Buenos Aires. No se encuentran frente a la Corte Suprema de Justicia, en una vigilia permanente en la Plaza Lavalle, porque tienen ganas de estar a la intemperie, de día y de noche, las 24 horas.

La causa de su movilización es que llegaron para buscar medidas concretas, con tres reclamos puntuales:

1) Exigir a la Corte Suprema que se expida respecto de la inconstitucionalidad de la reforma “exprés” ejecutada por Gerardo Morales, gobernador jujeño con aspiraciones vicepresidenciales.

2) Solicitar al Congreso de la Nación la intervención a la provincia de Jujuy.

3) Que el Congreso elabore y sancione la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

Pueblos originarios ante la Corte Suprema. No los recibieron. Otro gesto de discriminación. (Foto Sebastián Smok).

La Corte, la burla y los pueblos originarios

Este jueves por la mañana el Malón se mueve para que las exigencias no queden en meras palabras escritas, o en diversos petitorios ya entregados con escasas respuestas. Camina el Malón por el cemento porteño, moviéndose para un lado, para el otro.

Dijeron basta en Jujuy. Ahora dicen basta en la Ciudad de Buenos Aires.

Una delegación intenta ingresar a los Tribunales de la calle Talcahuano al 500, la sede de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Está integrada por diez Pueblos Originarios de Jujuy y busca entregar un petitorio a esos jueces.

Busca ser escuchada

Frenan su ingreso en la puerta: parecería que no hay lugar para los indios.

Cuenta Elia, una de las maloneras que salió el martes 25 de julio desde Perico, Jujuy: “Primero nos dijeron que podían ingresar sólo cinco personas; luego tres; luego una. Al final, no nos dieron ninguna respuesta. Es una burla, una falta de respeto; otra más. Otra discriminación a los pueblos originarios”.

Agrega Claudio, malonero de Abra Pampa: «Ayer nos dijeron que nos iban a recibir y hoy solo nos permitieron dejar una carta en la mesa de entrada».

Al salir, en una ronda improvisada, circuló la palabra. Con micrófono en mano, sentenció un malonero: “Esto no puede quedar así, esto nos tiene que dar más fuerza; necesitamos mucha paciencia porque de acá no nos vamos a ir con las manos vacías. Venimos por una causa justa, los jueces saben que está mal hecha la constitución de Gerardo Morales. Hay que buscar estrategias para conseguir lo que vinimos a conseguir; si hay encadenarnos, nos encadenaremos; si hay que morir, moriremos. Así somos los puneños; así somos los jujeños”.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

Las whipalas y el Obelisco. Ronda de reclamo. Policías observando. (Foto Sebastián Smok)

Otra parte del Malón camina hacia el Congreso de la Nación. Los colores de las whipalas contrastan con la uniformidad del gris porteño. Tras varias propuestas al Congreso de la Nación, el Tercer Malón es convocado por la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos de la Cámara de Diputados para avanzar en la creación de dos comisiones bicamerales: una que investigue los abusos y la violación a los derechos humanos en Jujuy y otra específica de asuntos indígenas.

En ese ámbito alzan la voz integrantes del Malón, docentes y víctimas de la represión ejecutada por el gobierno de Gerardo Morales.

Desiderio Olmos, malonero de Tilcara y uno de los detenidos en las represiones les advierte a las y los diputados presentes y a los ausentes también: “Venimos a recordar a los políticos que están con un cargo por el pueblo, que juran cumplir la Constitución. Ténganlo presente. Abajo la reforma y arriba los derechos”.

Con una whipala colgada en su espalda, denuncia Javier Mamani, de la comunidad Cueva del Inca, Tilcara: “La represión la sufrimos todo el día, porque tenemos secuelas psicológicas, tenemos miedo de ver a la policía, de escuchar al gobernador; no podemos tener paz, estamos asustados, atormentados. Necesitamos que caiga la reforma para volver a sonreír. Es un calvario vivir así; nos instalaron el miedo”.

Agrega su experiencia personal en la represión en Purmamarca el sábado 17 de junio: “Me balearon en la cabeza y casi me muero desangrado; suplicaba seguir viviendo, fue desesperante. Fue una emboscada atroz, injusta, cobarde… cómo nos van a hacer eso a un pueblo, ni en una guerra se le hace eso a las personas”.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

El Tercer Malón de la Paz acompañó a las Madres de Plaza de Mayo en su ronda de los jueves. Sus integrantes se acercaron luego a la Casa Rosada. Nadie los escuchó, nadie les respondió. (Foto Sebastián Smok)

Humahuaca: tres nuevos detenidos

María Fabiola Suárez, referenta de la Coordinadora contra la Violencia Institucional de Jujuydenuncia: “Esto empezó hace ocho años cuando Morales modificó el Tribunal Superior de Justicia, disciplinando jueces y fiscales para lograr la impunidad de hoy, los negocios de hoy. Así creció la pobreza, crecieron los despidos, los salarios de hambre y la represión que no para y hace que tengamos miedo de no volver a nuestras casas. Hace pocos minutos me llegó un mensaje: han detenido a tres hermanos en Humahuaca. No sabemos dónde están”.

Diagnóstico sobre democracia: “Necesitamos que se cree una comisión concreta que tome las denuncias de todas y todos para que se sepa la verdad, pero no necesitamos que quede en palabras. Los culpables deben pagar por los daños físicos y psicológicos. En Jujuy no hay democracia.”.

Joel Víctor Paredes de 28 años, recibió un balazo de goma en la cara y perdió el ojo derecho en la represión de Humahuaca. “Que se hagan cargo las personas responsables. Que Morales dé la cara, que no nos persiga con la policía. No sé mucho qué decir, estoy muy mal por lo que me pasó; espero se arregle pronto y haya justicia para todos. Nada más”.

Y nada menos.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

Joel Paredes en Diputados. La represión, disparando a la cabeza, le hizo perder un ojo. Tiene 28 años. «Que Morales de la cara, que no nos persiga con la policía». (Foto Prensa Cámara de Diputados).

No todo es “empatía”

Su abogada Silvana Soledad Llanes, hace un diagnóstico sobre tanta gente, organizaciones e instituciones reducidas a las buenas intenciones: “Necesitamos una solución y medidas concretas; está bien la solidaridad y la empatía, pero necesitamos acción. En Jujuy no hay libertad de expresión ni división de poderes ni garantías constitucionales; lidiamos contra un monstruo. Hay muchas víctimas que tienen miedo de ir a atenderse porque si tenés algún rastro de bala de goma o de otra marca, sos un sedicioso o delincuente. Y no, no somos delincuentes. Nuestra profesión como abogados está siendo perjudicada, no tenemos la libertad de hacerlo; no podemos defender a nuestro pueblo porque somos perseguidos. Pedimos ayuda al Congreso de la Nación, que son nuestros representantes; deben ponerse de pie como hicimos los jujeños”.

Fernando Chiri, maestro de grado de una escuela de La Quiaca, representante del gremio ADEP: “Pensé que nunca más iba a ver estas represiones y sin embargo lo volvimos a vivir. El miedo ha vuelto, tanto que todo el tiempo tenemos miedo de que golpeen nuestras puertas”.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

Símbolos de poder diferentes. Detrás, la casa de gobierno. Delante, la movilización de las comunidades. (Foto Sebastián Smok)

¿Cómo festejar 40 años de democracia?

Orlando Carriqueo, werken, vocero, referente Indígena del Pueblo Mapuche en Río Negro, habló vía zoom: “Es clave crear una comisión indígena en el Congreso de la Nación pero no sólo para discutir sino también para incidir; necesitamos no solo llorar las penas sino construir realidades distintas. Por eso el Poder Legislativo debe pensar propuestas que reclama la sociedad frente al Congreso y a la Corte Suprema de Justicia. Solo en tiempos de dictadura sufrimos la supresión de derechos como el de la protesta”. Y se pregunta: “¿Es posible festejar 40 años de democracia con estas problemáticas? ¿Es posible celebrar cuando se intentan sacar los derechos que tanta sangre costaron y siguen costando?”.

Liliana López, cacique de la comunidad La Loma, de Salta: “¿Hasta cuándo vamos a sufrir la quita de derechos? Pedimos respeto, no nos sentimos representados por nuestras propias instituciones, cegadas. Hace años que venimos presentando petitorios y poco nos acompañan. Exijo, no pido, a los diputados, al Presidente, al Estado, que se arme la comisión de pueblos indígenas y que formemos parte quienes estemos en el territorio, los que sufrimos en los territorios”.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

(Foto Sebastián Smok)

La actriz torturada

Camila Müller, docente, actriz, bailarina, referente del colectivo de artistas en lucha, y torturada por la policía de Jujuy: “La persecución no empezó ahora; yo la sufro desde hace 8 años cuando fui despedida como docente en el Estado y continuó durante estos años. En la madrugada del 28 de junio, entraron cuatro personas a mi casa; me redujeron, me tabicaron, me golpearon; ejercieron violencia sobre mi cuerpo, física, psicológica. Abusaron de mí. Dejaron un mensaje muy claro que tiene que ver con mi militancia en la calle, con mis compañeres del arte. Hace una semana entraron por segunda vez, esta vez con una orden de allanamiento y no fui tabicada, por lo que pude ver a quienes ingresaron: tres oficiales de la Policía, uniformados. Además del destrozo de mi casa, me redujeron y me pidieron que así como salía en los medios a contar sobre el ataque que recibí el 28 de junio, salga en los medios a desmentirlo y a decir que esa versión fue pagada por un sector político para que yo hable y salga a inventar”.

La violencia de Estado provocó lo prebisible: “Junto a referentes de derechos humanos de la provincia decidimos que debía irme de Jujuy, dejar mi casa, mi lucha, mi vida”.

Y cierra su exposición con su estilo, con una canción que creó con el Grupo Siempre Vivas.

“Al marchar vuelvo a mirar, esos ojos que son mi raíz;

construyendo futuro, soy historia que no tiene fin;

lucha hermana, lucha;

la tiza es fuego, tu voz proyectil;

codo a codo, soy barrera, que abraza y sueña un mejor porvenir;

aunque arda la vista y desgarre la garganta,

no será opción dejar o partir;

lucha hermana, lucha; la tiza es fuego, tu voz proyectil”.

El Malón de la Paz, de Jujuy al centro porteño: las cosas que hay que hacer para reclamar justicia

La whipala y la bandera argentina: los símbolos de una movilización que busca cambiar el presente para que exista un futuro. Reclaman la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena que les reconocen la constitución y los tratados internacionales, que se declare inconstitucional la reforma emprendida por Gerardo Morales, y la intervención a Jujuy. (Foto Sebastián Smok)

La discriminación

Desde el Congreso, desde los Tribunales, el Malón también comparte este jueves la ronda con las Madres en la Plaza de Mayo. Luego se acercan a las puertas de la Casa Rosada. Gritan, muestran carteles, exigen: «Intervención, intervención, intervención a la provincia de Jujuy».

No hay respuesta alguna.

El Malón da media vuelta y encara hacia la Plaza Lavalle para continuar la vigilia frente al palacio de Tribunales, la sede de la Corte Suprema.

En el andar, Carmen, de la comunidad Queta de la localidad de Abra Pampa analiza el día de hoy y las novedades hasta el momento: «Desde la Corte Suprema nos negaron nuestras exigencias. Nos niegan porque nos  discriminan, por el origen que tenemos. Creíamos que los jueces iban a estar a favor, pero no».

Dice sobre el encuentro en el Congreso: «Fue positivo que nos hayan recibido, pero no alcanza con eso. Necesitamos la intervención y la nulidad de la reforma. Solo así servirán estas reuniones».

El grito de «intervención, intervención, intervención» de cientos de originarios caminando por Diagonal Norte es impresionante. Y en calles más angostas el eco que se forma hiela la sangre. El centro porteño mira el andar de cientos de whipalas y escucha otra canción que se entona una y otra vez, como entrando en un loop que nunca pierde intensidad:

«Cómo no voy a luchar,

cómo no voy a marchar

si nos quitan los derechos.

Por eso,

no nos callamos más».

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