Sociedad

Se proyectó el cortometraje “El Rengo” en el Complejo Penitenciario Federal IV de Ezeiza.

Junto a Mariana Volpi de la Procuración Penitenciaria de la Nación, en el marco del programa "Probemos Hablando" se proyecto el cortometraje "El Rengo" en el Complejo penitenciario federal IV de Ezeiza.

Alan Gomez, director y productor del cortometraje, parte del equipo de mundo Villa junto a actores y referentes culturales de la Villa 21 compartieron un desayuno con las chicas jovenes adultas de la penitenciaria Federal de Ezeiza.

Se proyectó El Rengo, un cortometraje realizado por el taller de cine de la casa de la cultura de la villa 21. Después se armó una hermosa charla, donde se compartió cómo fue la realización del corto, cómo el cine llegó a la villa, como se pueden romper los prejuicios.

Lo que se destaca es que muchas de las chicas se sintieron identificadas con el corto, por 17 min de película esas chicas vieron sus barrios, se sintieron en casa y la charla fue en un clima muy intimo donde todos pudimos contar un poquito nuestra historia y que todos teníamos infancias y estilos de vidas muy parecidos; como una especie de “familia de las villas y barrios bajos”. También se charló acerca de como un sistema te va encerando, y por qué si sos de la villa si sos hombre tenes que ser albañil y si sos mujer trabajar en casa de familia y conformarte con eso, por que no podes aspirar a mas. Como las carceles se llenan de pibes de los barrios, las carceles para pobres.

“Temas personales que nos identificaron el uno con el otro, había pibas de la Oculta, Fuerte Apache, Villa 31 y todos fuimos contando nuestro barrios nuestras vivencias.” Así contó la experiencia Alan Gomez.

El programa “Probemos Hablando”

Probemos Hablando, es un programa, que comenzó como experiencia en el año 2015. Su principal objetivo es la prevención de la violencia y la tortura dentro de la cárcel, así como el desarrollo de habilidades conversacionales de los participantes. Se funda en el ejercicio del derecho humano fundamental a la palabra, ya que entendemos qué expresarnos y ser escuchados nos empodera para poder ejercer los derechos de los que somos titulares.
Coordinado por la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN), con un enfoque colaborativo y en base con los principios de gobierno abierto, Probemos Hablando se lleva adelante mediante un equipo interinstitucional e interdisciplinario. Participan del mismo diferentes agencias públicas, como ser el Ministerio de Justicia de la Nación, el Servicio Penitenciario Federal, La Universidad Nacional de Buenos Aires, La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas, la Defensoría del Pueblo de la Nación y el Cómite Nacional de Prevención para la Tortura.

Se enfoca en el ser humano, por lo tanto resulta imprescindible el trabajo con las personas detenidas y con los agentes del Servicio Penitenciario.

El ombudsman de las personas detenidas, organismo de control y monitoreo del cual formo parte con el Programa Probemos Hablando, cumple su función, directamente dentro de las unidades carcelarias.
Esta acción nos permite intervenir en las lógicas de relaciones interpersonales que existen dentro de la cárcel logrando instalar opciones a respuestas violentas y a determinadas situaciones conflictivas.

Como mecanismo de prevención de la tortura, mediante este programa, intentamos ampliar el concepto de monitoreo, generando acciones que no impliquen solamente observar, recomendar y denunciar, trabajando en forma directa con la cultura y sistemas que existen dentro de los centros de detención.
Por otro lado, el trabajo conjunto del organismo de control con el organismo controlado (Procuración Penitenciaria y Servicio Penitenciario Federal) viene a romper la lógica binaria y adversarial en cuanto propone una actitud de cooperación entre ambas instituciones, transmitiendo un importante mensaje: es posible y necesario colaborar por los derechos humanos.

El trabajo se lleva adelante mediante círculos de dialogo facilitados por un equipo de terceros, imparciales y especializados en resolución y transformación pacífica de conflictos, estos círculos se realizan tanto con las personas detenidas como con los agentes. Los temas que se tratan están relacionados con diferentes situaciones que se presentan en el cotidiano de la vida carcelaria, con un enfoque de protección de derechos humanos. No se evade ningún tema que sea propuesto y la confidencialidad genera la protección que necesita el ejercicio de la libertad de expresión en contexto de encierro.

También integra el programa la capacitación de los participantes (detenidos y agentes) en habilidades de comunicación y resolución pacífica de conflictos. Lo cual puede llevar, como ocurrió en el caso de la cárcel de varones de Ezeiza (esto es lo que muestra el video que hoy presentamos), a la formación de “facilitadores pares”. Es decir, personas que se entrenan para promover y coordinar espacios de diálogo.

En el caso que mencionamos, luego de la capacitación realizada en el año 2018, los destinatarios del programa (todos ellos detenidos una cárcel de máxima seguridad) propusieron convocar a otros presos, en particular a los detenidos de los sectores más “conflictivos” de esa prisión, a integrarse a los círculos de diálogo “probemos hablando”.

Esta propuesta, surgida de los propios destinatarios de la capacitación mencionada, dio como resultado la organización y puesta en funcionamiento de dos encuentros semanales para el diálogo (los días miércoles y viernes), que desde hace casi un año se han instalado como un espacio para el encuentro, la comunicación y el ejercicio del derecho humano a la palabra.

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