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LLega el Mundial de Fútbol femenino

Este viernes 7 de junio a las 16 (hora argentina) comenzará la octava Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019.

A esa hora, el seleccionado local enfrentará al de República de Corea por el Grupo A. El representante de nuestro país, que no llega como favorito, debutará el lunes 10 a las 13 ante Japón -candidato al título- por la Zona D, que completan Inglaterra (otro de los fuertes) y Escocia. Será un mes a puro fútbol: el 7 de julio, en Lyon, se jugará la final. Por primera vez un Mundial femenino genera tanta expectativa a nivel internacional y, sobre todo, nacional: lo permiten las conquistas sociales por las que luchan cientos de mujeres de nuestro país desde hace años y en diferentes ámbitos. Entre ellos el deportivo. Argentina no hizo un buen papel en mundiales. Sin apoyo dirigencial ni de público ni de prensa, no participó en los tres primeros (China ‘91, Suecia ‘95 y Estados Unidos ‘99). Su debut fue en 2003, en el segundo torneo organizado de forma consecutiva por los Estados Unidos. Perdió en los tres partidos que jugó: con Japón 6 a 0, con Canadá 3 a 0 y con Alemania -el campeón- 6 a 1. En China 2007 también participó con la misma suerte: 11 a 0 ante Alemania -de nuevo el ganador del torneo-, 1 a 0 con Japón y 6 a 1 con Inglaterra. En Alemania 2011 y Canadá 2015 volvió a estar ausente. Los números no avalan: apenas dos goles a favor en seis partidos y 33 en contra. Como contrapartida, el arbitraje tendrá referentes argentinos: Laura Fortunato y Mariana de Almeida, como árbitra principal y asistente, respectivamente. El pseudo profesionalismo del que goza el fútbol femenino en Argentina es reciente. Lo que hubo antes es desidia. Las chicas no cobran sueldos (tal vez viáticos), aguantan acosos de todo tipo y trabajan y estudian como los hombres. No suelen firmar contratos y son descartables para técnicos y dirigentes. También reemplazables: el año pasado, cuando se presentó la camiseta oficial, para las fotos del diseño se convocó a modelos y no a las jugadoras, tal como hicieron otros seleccionados. Para saber cuál es el panorama recomiendo la lectura de Guerreras (Capital Intelectual), un gran libro de la arquera y socióloga Gabriela Garton, quien por estas horas se encuentra en Francia como parte del plantel dirigido técnicamente por Carlos Borrello.

La mejor organización de los mundiales femeninos no marca, sin embargo, que todo esté bien. Diferentes selecciones debieron pasar por tragos amargos para llegar a Francia. Las chicas argentinas pasaron varias. Pero hubo también buenas. “Hay un montón de significados detrás de esta clasificación. Porque se llega con un repechaje tras jugar en una cancha de Arsenal (de Sarandí) repleta. Este grupo dio una gran pelea al lograr el cuarto puesto en Chile, en la Copa América, cuando estuvieron dos años sin entrenar. Este es un grupo fuerte que remó todo eso, que tiene una mística”, opina Mónica Santino, entrenadora de fútbol femenino y ex futbolista. Hincha de Vélez, hace un trabajo muy importante en lo deportivo y en lo social en la Villa 31, donde entrena un equipo de mujeres.

“Imaginate lo que me puede generar pensando en aquel 71 y haciendo la comparación con las chicas de hoy, que están por jugar un Mundial”, se emociona Selba. Y agrega Betty: “Con el transcurso del tiempo, la lucha de las jugadoras logró mayor reconocimiento. Incluso ahora nos hacen los agasajos que no nos hicieron en su debido tiempo. Estamos contentas. Lástima que la mitad de aquel equipo ya no está. Muchas de aquellas chicas no pueden gozar de lo que gozamos nosotras. Pero más vale tarde que nunca, así que agradecemos. Las ocho que quedamos de aquel plantel iremos a Francia a alentar a las jugadoras de ahora”.

Del Mundial, Santino asume que “hay mucha diferencia entre el plantel argentino y las potencias del fútbol de mujeres”. Y detalla: “En el grupo están Japón, un partido difícil que es justo el del debut, Escocia e Inglaterra, que figura al menos entre las 10 mejores selecciones. Pero la expectativa es grande por el significado que tiene el armado del grupo. Igual, los partidos hay que jugarlos”.

“Si las cosas no van bien no tenemos que caer en lo resultadista, algo que abunda en el fútbol. Más allá de resultados hay que entender los procesos: que el resultado no nos tire para atrás aquello en lo que venimos avanzando”, pide Santino al referir a un plantel que “genera orgullo porque logró después de muchos años volver a un Mundial”.

A los 37 años, Mariela Coronel integra el plantel argentino de Francia 2019. Tiene experiencia internacional. Juega en el Granada español. Y le dice a El Intransigente: “A este Mundial llegamos con más roce internacional que en otros años porque hicimos más amistosos. Ojalá que el interés que venimos generando no se termine después del Mundial. Sería buenísimo que entremos por fin a una etapa de continuidad para el fútbol femenino”.

Para la continuidad que reclama Coronel, tal vez, la solución esté en las palabras de Elba Selva: “Que los padres dejen a sus hijas jugar al fútbol. Que las dejen elegir. Que las acompañen. No hace falta que sea para mujer o para varón. El deporte siempre es bueno”.

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